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That is the question

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“Et creavit Deus hominem ad imaginem suam;
ad imaginem Dei creavit illum:
masculum et feminam creavit eos.”
Génesis. Sagrada Biblia.

La “Asociación Española de Mujeres Dermatólogas” ya es un hecho. La ilusión ha sido su motor. La necesidad su fuerza. La solidaridad su medio. La constancia su premio.

¿Se pregunta el lector acerca del porqué de esta nueva entidad social? ¿Se cuestiona acaso previamente, el porqué de tantas y tantas asociaciones humanas?

Convendría tal vez, recordar que una asociación desde el punto de vista jurídico es un conjunto de tres o más personas organizadas, que llegan a un acuerdo para conseguir finalidades lícitas, y que se debe regir por unos estatutos que se expliciten en el acta fundacional.

Y todo eso lo tenemos desde el 26 de marzo de 2008: un acuerdo- interés en mejorar la calidad de vida de la mujer dermatóloga - y una organización con órganos rectores -presidenta (Aurora Guerra, Madrid), vicepresidenta (Guadalupe Fernández, Salamanca), secretaria general (María del Carmen Rodríguez Cerdeira, Vigo) y vocal (Rosa Ortega, Granada). Nos siguen una serie de nombres de numerarias fundadoras que han empezado a hacer historia. Ya hemos tenido nuestra primera reunión en el seno del Congreso Nacional de Barcelona. En ese foro extraordinario surgieron ideas, se delimitaron medios, se propusieron acciones, se estudiaron posibilidades…

No somos las únicas. Realmente es sorprendente la capacidad, el ingenio, la imaginación, la audacia de tantas y tantas asociaciones femeninas: mujeres rurales, empresarias, progresistas, científicas, anoréxicas, para la democracia, juristas, contra la ablación, separadas, investigadoras, de los medios de comunicación… ¡Una lista casi infinita!

Para algunos, representan un sistema de integración social; para otros un medio de promoción y desarrollo de la mujer. Para nosotras, las mujeres dermatólogas, un deseo de ser mejores, de enriquecer nuestra idiosincrasia con nuevos modelos de vida personal y profesional que lleven a una conciliación mucho más eficaz y gratificante. La sociedad debe adecuar su modelo de medicina a la feminización que inevitablemente se está produciendo. Y nosotras queremos ayudar a ello, creando una sociedad más plural y más justa en la que la mujer, finalmente, se sienta realizada sin mermas por su condición. Necesitamos una hoja de ruta adaptada a nuestro recorrido.

Nuestra asociación no es un gesto provocativo, no es una dialéctica superflua, no es un argumento de cristal. Es una maravillosa oportunidad de crecer.

Nuestra asociación no es un gueto, no es un barrio marginal, ni siquiera es la zona señorial. En una casa más, donde todos, de una u otra forma, tienen cabida.

Están invitados. De corazón.

¿Vendrán? That is the question.

Pues eso.

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